Fístula Recto-Vaginal
La Fístula rectovaginal (FRV) es un conducto de comunicación entre los epitelios del recto y la vagina provocando la expulsión de heces por la vagina, provocando un importante deterioro de la función sexual y de la calidad de vida.
En la etiología de la fístula rectovaginal más del 80% son de origen obstétrico por lesiones esfinterianas que pasan desapercibidas o fallos en la reparación de desgarros perineales de cuarto grado.
Igualmente, los traumatismos vaginales inducidos por cuerpos extraños como pesarios, objetos sexuales o traumatismos durante el coito pueden dar lugar a FRV.
Procesos infecciosos anorrectales o ginecológicos pueden ocasionar FRV, al igual que otras infecciones como la tuberculosis, el linfogranuloma venéreo o el citomegalovirus .
Más del 10% de las mujeres con enfermedad de Crohn desarrollaran FRV como consecuencia de la inflamación transmural del recto y se considera hoy día la segunda causa de FRV.
La radiación de la pelvis utilizada comúnmente para tratar cánceres de recto, cuello uterino o endometrio, puede producir isquemia crónica e inflamación que puede progresar a úlceras y FRV.
La FRV puede desarrollarse como complicación iatrogénica de la anastomosis colorrectal o ileoanal en la que la vagina queda incorporada en la línea de grapas. La incidencia de FRV tras anastomosis colorrectal baja por cáncer de recto es 0,9 al 10%.
Igualmente se han documentado FRV de origen iatrogénico tras el uso de endograpadoras en la cirugía de las hemorroides o de la defecación obstructiva.
Por último, Neoplasias anorrectales y ginecológicas pueden erosionar las estructuras circundantes, como el recto y la vagina y causar FRV.
Es bastante frecuente que las pacientes con FRV refieran incontinencia fecal, tenesmo rectal, dispareunia y afectaciones psicológicas severas.
Las fístulas rectovaginales se clasifican como simples o complejas en función de su tamaño, localización y etiología.