Hemorragias del Tercer Trimestre

Hemorragias

Las hemorragias de la segunda mitad del embarazo se contabilizan a partir del periodo de viabilidad fetal, semana 24, y afecta al 3-5% de los embarazos. El 20% de los partos pretérminos tienen una hemorragia como causa.

Las causas más importantes por su repercusión materno-fetal son:

a) Placenta previa (PP)

b) Desprendimiento prematuro de placenta normoinserta (DPPNI)

c) Rotura uterina (RU)

d) Rotura de vasa previa (RVP)

Otras causas de sangrado vaginal pero que no suponen un grave riesgo ni para la gestante ni para el feto son: pólipo cervical, ectopia cervical, pequeños desgarros vulvo-vaginales, o pequeños sangrados mezclados con moco. 

La SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA (SEGO) no tiene protocolo específico para las hemorragias de la segunda mitad del embarazo, sino seccionado por apartados para DPPNI, PP y RU  a los que luego nos referiremos.

Cuando aparece una hemorragia de segunda mitad del embarazo, o más concretamente como la aparecida en este caso en el tercer trimestre, la finalización del embarazo dependerá de 4 factores:

a) La causa del sangrado.

b) La gravedad del sangrado.

c) La edad gestacional.

d) El estado de feto.

Dicha finalización se realizara:

a) Por la vía más rápida (habitualmente, la cesárea) si existe monitor fetal

alterado o compromiso hemodinámica importante para la gestante.

b) Si el sangrado vaginal es moderado y se acompaña de monitor fetal normal, se finalizara dependiendo de la madurez pulmonar fetal.

c) Si el sangrado vaginal es leve y se acompaña de monitor fetal normal, se

finalizará el embarazo a término.

d) La rotura uterina clínica, la rotura de vasa previa y la placenta previa  exigirán siempre una cesárea urgente.

Dependiendo de la edad gestacional, cualquier alteración obstétrica aparejada, en el caso de la paciente Arancha Cano una rotura precoz de membranas, incrementará la necesidad de finalización del embarazo.

Las Complicaciones de las hemorragias de tercer trimestre sobre madre e hijo son:

Fetales: hipoxia, bajo peso, complicaciones de prematuridad (iatrogénica o espontánea), y muerte feto-neonatal.

Maternas: anemia, complicaciones de transfusión, infección, coagulopatía de consumo, consecuencias del shock hipovolémico, y secuelas psicológicas.